La crítica de Zubiri a Husserl (Apuntes sobre un apartado de Sobre la esencia)
En Sobre la esencia, Zubiri advierte que la idea de Husserl sobre la esencia es un “sentido” (Sobre la esencia, pp. 23 y ss.). Recordemos que para Husserl afirma que podemos aproximarnos a la esencia yendo más allá de las leyes empíricas.
La esencia para Husserl es algo más que la necesidad natural. Dice Zubiri: “Todas las leyes naturales envuelven una necesidad (de tipo causal o estadístico, poco importa el caso), y, sin embargo, no diríamos sin más que son leyes esenciales. La necesidad esencial es más que una necesidad natural. Para Husserl, la necesidad natural es una mera necesidad de hecho. La necesidad natural, en efecto, se refiere a realidades individuales, esto es, internamente determinadas, situadas en un cierto lugar y en un cierto momento del tiempo. Pero toda realidad individual, se nos dice, es en sí misma contingente; es ‘así’, pero podría ser de otra manera, podría hallarse en cualquier otro lugar y acontecer en cualquier otro momento. En su virtud, esta realidad individual es como es, pero tan sólo de hecho.” El saber de las leyes naturales, subraya Zubiri, “es un saber empírico”. Por tanto no puede ser esencial. Esto guarda coherencia con lo que Husserl plantea de la actitud positivista ante los fenómenos.
¿Qué son, entonces, las leyes esenciales para Husserl? Zubiri lo compendia de este modo: “Una ley esencial es algo muy distinto. Expresa una necesidad absoluta. Absoluto significa aquí, no solamente que no tiene excepción, sino que no puede tenerla porque no pende de ninguna hipótesis de hecho: lo esencial no sólo no es así, sino que tiene que serlo; es imposible de suyo que sea de otra manera. Por tanto, la ley esencial no se funda en la realidad en cuanto tal, sino en algo independiente de toda realidad fáctica. A este objeto sobre el que se funda la ley esencial, es a lo que Husserl llama esencia. Mientras que la aprehensión de los hechos constituye el saber empírico, la aprehensión de las esencias es el término de un saber absoluto.” Aquí encontramos ya una manifestación del reduccionismo idealista. Hablar de ab-soluto es aquí hablar de algo “suelto-de”, en este caso, de la realidad. De esta manera, caeríamos en el enredo de querer buscar la esencia de la realidad fuera de la realidad, en un “ente” suelto-de la realidad.
Para Husserl, la esencia es “unidad eidética de sentido. Y en cuanto tal, es, en primer lugar [...], ‘un objeto de nueva índole’, y separado, esto es, independiente de la realidad de hecho; nada tiene que ver con las realidades. Esencia y realidad son dos orbes distintos y separados” (SE, p. 26). De esta forma, para Zubiri, “Husserl no va directamente a las cosas, porque lo que quiere en primera línea es evidencias apodícticas, absolutas, esto es, un saber que por su propia índole en cuanto forma de saber, garantizar esas evidencias y fuera, por tanto, un saber absoluto en y por sí mismo, a diferencia de todo saber empírico”. (SE, p. 28)
Sin lugar a dudas, un aspecto importante de la filosofía husserliana lo consiste su valoración de los actos de conciencia. Frente a las perspectivas más simplistas del positivismo, por ejemplo (donde hay un sujeto distante del objeto, que conoce “objetivamente”, esto es, sin intromisión de su subjetividad), la idea de conciencia intencional representa un avance.
Ahora bien, Husserl no logra superar el reduccionismo idealista, puesto que plantea que la conciencia trascendental (esto es, no empírica, ab-soluta), es la forma de acceder a la esencia. “En su virtud, Husserl ha lanzado el problema de la esencia por la vía del saber, es decir, por la vía del acto de conciencia en que la aprehendo. Pero con ello la esencia de las cosas queda irremediablemente perdida de antemano y jamás podrá volver a recuperarse”, plantea Zubiri [SE, p. 29].
El término “conciencia intencional” que emplea Husserl “significa que la índole del acto es ser ‘conciencia-de’ y que la índole del objeto es ser término intencional suyo, ser ‘correlativo a’ la intención conciencial. Ahora bien, esto que es verdad como mera constación de propiedades que efectivamente poseen el acto y su objeto, es completamente falso como afirmación acerca de lo que formalmente son. La conciencia no consiste formalmente en ‘ser-intención-de’, sino en ser ‘actualización’ de su objeto; la intención misma es un modo de actualizar, nada más” (SE, p. 29). Es decir, Husserl se queda corto cuando describe a la conciencia como conciencia intencional. Al plantear la relación entre conciencia-de y objeto correlativo del acto de consciencia, estamos viendo esta relación desde la superficie. Lo verdaderamente radical es que la conciencia es actualización de la realidad en la inteligencia sentiente.
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