Del prólogo de la Fenomenología del espíritu
El conocimiento filosófico
Conocimiento de la conciencia y enajenación
El conocimiento es una relación de contrarios, que “encierra los dos momentos, el del saber y el de la objetividad negativa con respecto al saber” (Hegel: 25). La ciencia de la conciencia es la experiencia, pues “la conciencia sólo sabe y concibe lo que se halla en su experiencia, pues lo que se halla en ésta es sólo la sustancia espiritual, y cabalmente en cuanto objeto de sí mismo” (Ídem). Esto puede interpretarse como la constatación de que el conocimiento primario es el de la conciencia (conocimiento de la propia experiencia). En la conciencia hay un movimiento hacia el exterior que permite conocerse a sí misma (la conciencia “en cuanto objeto” de dicho conocimiento).
Por tanto, estamos aquí ante una enajenación de la propia conciencia: “Y lo que se llama experiencia es cabalmente este movimiento en el que lo inmediato, lo no experimentado, es decir, lo abstracto, ya pertenece al ser sensible o a lo simple solamente pensado, se extraña, para luego retornar a sí desde este extrañamiento, y es solamente así como es expuesto en su realidad y en su verdad, en cuanto patrimonio de la conciencia” (Hegel: 26).
La alienación que aquí se plantea no tiene las mismas características que toma en Marx. En Hegel se trata de un movimiento de la conciencia, que debe salir del conocimiento de su propia experiencia para apropiarse de “lo no experimentado, es decir, lo abstracto”. El extrañamiento de la conciencia permite, en un movimiento de retorno desde lo ajeno, aumentar el conocimiento de la propia experiencia.
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